Nuestro amigo: Teteh

Hoy tenemos que rendir un homenaje a este joven que nos ha abandonado para siempre. Teteh siempre venía con una sonrisa, cuando lo necesitabas allí estaba, te ofrecía su trabajo como una prueba más de amistad, desinteresadamente. De una familia muy pobre, estaba viviendo con su tío y con sus primos; con muchos más.  Trabajador muy formal y cuidadoso su tío le dejaba la moto para que sacara algún dinero. En el pueblo le consideraban el mejor jugador de futbol.  A nosotros siempre nos trató como si fuéramos su familia, y para nosotros era el más fiable y el mejor cuando había que asegurarse que el recado se cumpliera.
Nada hacía imaginar tan trágico final. Ese día aciago, comiendo, se le atravesó una espina que le ahogaba. Cómo se pudo se la sacaron, pero la herida había roto la vena principal y la hemorragia era imparable. Medio inconsciente lo llevaron a Waterloo, en la moto, 4 horas más de agonía. Cuando estábamos enviando nuestra ayuda para que le hicieran una trasfusión de sangre nos comunican que su estado se agravaba por momentos y que el desenlace está a punto de producirse. El dinero llegó, pero fue para el trasporte de su cuerpo ya sin vida de vuelta a Mabongisseh y a su pueblo, al otro lado del manglar. Hoy permanece el árbol exótico que salió de la semilla que le entregamos un día y que crece junto a la casa donde vivía. Descansa en paz, amigo.

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